HOMBRE
Si no pudiera escribir
dar un tema al corazón,
sin duda estaría yo,
mezclándome en esta selva.
Donde el hombre encomienda
a Dios sólo perdones
olvidando los favores
que debería entregar.
A quién sin pedirle nada,
le regaló el albedrío,
de elegir entre lo tibio,
lo frío o la verdad.
Mas el hombre se lamenta,
tan sólo por un momento,
cuando el amigo se ha muerto,
o él se está por morir.
Entonces por un instante,
piensa que corta es su vida,
se lamenta día a día,
de haber hecho tanto mal.
Y se refugia en la Iglesia,
pidiendo a Dios lo perdone,
cuando sólo con ser bueno,
podría esto evitar.
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